A Washington no le gustan los memes
Crypto | 🫵 Trump lanza su propia stablecoin y dinamita el consenso en el Congreso. La Ley GENIUS, la gran apuesta para regular el cripto, se tambalea.
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Lo que hace unos meses pintaba como una autopista despejada para la regulación pro-cripto en EE.UU., acaba de convertirse en el atasco de la operación retorno.
La causa: Donald Trump, una stablecoin con su nombre (literalmente) y un grupo de demócratas que ha dicho «por aquí no».
¿De dónde sale todo este embrollo?
El epicentro del terremoto: la Ley GENIUS, el gran proyecto legislativo que debía poner orden en el salvaje oeste de las stablecoins, esas criptomonedas cuyo valor está vinculado a activos estables del dólar.
¿La idea? Establecer un marco legal que defina quién puede emitir esas monedas, con qué garantías y bajo qué vigilancia. Un acuerdo que, hasta ahora, contaba con el apoyo de ambos main partidos y que el propio Trump urgía a aprobar.
Pero el problema es que, mientras la cabeza política estadounidense pedía reglas, su empresa lanzaba su propia divisa al mercado. Y ahí empezó la fiesta.
Los Trump en todas partes
Empecemos por el dato que ha sacudido el tablero: la familia Trump ha lanzado su propio criptoactivo a través de su firma World Liberty Financial. ¿Y qué ha pasado? Que ha subido como la espuma hasta colarse entre las diez más grandes del mundo.
Todo esto mientras el presidente pedía al Congreso una ley que regulara la actuación de la stablecoin, para firmarla antes de agosto. Casualidades de la vida.
Caos en la esfera política
Este movimiento ha encendido todas las alarmas en el Capitolio.
Maxine Waters, la demócrata de más alto rango en el Comité de Servicios Financieros de la Cámara, ha puesto el freno de mano: canceló una audiencia sobre cripto y propuso directamente prohibir que la figura presidencial (actual o futura) y los congresistas puedan tener y regular criptomonedas o empresas del sector.
Pero no está sola. En el Senado, nueve demócratas se han bajado del barco de la Ley GENIUS y han pedido cambios urgentes.
Entre sus preocupaciones: el riesgo de que esta ley deje vía libre al lavado de dinero, la financiación de actividades ilícitas o incluso que acabe beneficiando a rivales geopolíticos como Corea del Norte.
La senadora Elizabeth Warren ha liderado la carga desde el comité bancario, pidiendo más controles, más vigilancia y menos alegría con el dinero digital. Su propuesta: aplicar normas de lavado de dinero a todo el ecosistema cripto, vigilar las blockchains en tiempo real y ampliar las sanciones a las monedas estables.
«Trump está ganando cientos de millones con las stablecoins y las criptomonedas. El Senado no debería aprobar la Ley GENIUS sin abordar la impresionante corrupción de Trump en el ámbito de las criptomonedas», Elizabeth Warren (vía X).
Y, mientras tanto, el sector privado apretando para que la ley salga ya.
Las grandes plataformas recuerdan que la falta de reglas claras solo deja a los consumidores más expuestos y a EE. UU. más débil en el juego global del dólar digital.
De momento, la Ley GENIUS sigue en la agenda del Senado, pero su camino se ha complicado. Lo que iba a ser un paseo legislativo, ahora es un pulso de poder con final abierto.
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